La prueba, que transcurre toda ella por el país de los Pirineos, sale de la Massana (1.240 m), con llegada a Andorra La Vella (999 m) y consta de 5 puertos por este orden: la Coma d’Arcalis (2.228 m), Coll d’Ordino (1.980 m), Beixalis (1.796 m), la Peguera (1.821 m) y Coll de la Gallina (1.910 m). Cada participante decide cuántos puertos quiere subir. Además, tan solo se cronometran las subidas porque el recorrido no está cerrado al tránsito de vehículos y sería peligroso cronometrar las bajadas.
Hecha esta breve introducción, paso a comentaros mi experiencia en la Volta.

El día antes. Vistas de la segunda parte de Arcalis desde el telecabina

Control de firmas el día antes de la carrera
Salimos de Castellón el viernes a última hora de la tarde. Coche cargado a tope, con mi bicicleta de carretera (Wilier Triestina GTR Team) y la Ghost de Enduro de mi hijo en el portabicis de techo.
El sábado por la mañana dejamos a mi hijo en La Massana quien disfrutó durante dos días de los descensos espectaculares de Vall Nord Bike Park. El resto de la familia aprovechó para hacer turismo y subir al mirador de Arcalis. La primera parte de la subida hasta la estación de esquí se puede hacer en coche y el recorrido es el mismo que el que iba a hacer en bici al día siguiente. Os puedo asegurar que, a 30º de temperatura y viendo algunos “rampones” en los que el coche sufría incluso en segunda marcha, le mandé un mensajito a Iván: “te vas a quedar sin crónica para El Ciclismo Nos Une porque yo paso de meterme en esta encerrona, jeje”.
Por la tarde visitamos la Feria del Corredor. Con el calor agobiante que hacía incluso a las 18:00 no había mucha gente. En la Feria había lo habitual en estos casos: stands de la organización, ropa deportiva, complementos nutricionales, café y, por supuesto, cerveza. Recogí mi dorsal y la bolsa del corredor en la que venía el maillot oficial de la prueba, una gorra de Andorra, un botecito pequeño de lubricante para la bici y un sobrecito con un poquito de crema de calor precompetición. Me pareció un poco escaso, la verdad. Comentar que la organización había dispuesto autobuses para el domingo a primera hora que llevaban a los participantes que lo deseasen desde Andorra al punto de salida en La Massana.

Bolsa del corredor


El domingo, poco antes de las 8:00 llegábamos a la zona de salida (me dio tiempo a ver la salida de los que hacían tres puertos porque los de 4 y 5 puertos habían salido a partir de las 7:00). El termómetro ya marcaba 21º. En la zona de salida avituallamiento a base de dulces y coca rellena de Nocilla.
A las 8:15 se dio puntualmente la salida. Por delante 69,1 km y dos puertos con un desnivel acumulado de 1.760 m. Desde La Massana hasta el Serrat, tramo de enlace de unos 10 km que, si bien tan sólo eran 265 m de desnivel, había alguna pequeña trampa de % algo más importante. En el Serrat (1.505 m) empezaba el primer tramo cronometrado de unos 11 km. Si bien la organización avisaba de zonas con porcentajes del 12% a lo largo de la primera mitad de la ascensión, la realidad es que nada más pasar el Serrat el Garmin llegó a marcar algún 14%. La subida es espectacular, con zonas de bonitos pinares y algunas sombras que se agradecían incluso a esa hora de la mañana. Cuando ya llevábamos algo más de la mitad de la ascensión pasamos por el túnel adornado con una gran ilustración que indica que Arcalis ha sido final de etapa de Le Tour de France en 1997, 2009 y 2016. Hasta ahí hice el recorrido más o menos con algún pequeño grupo. Una vez pasado el túnel llegamos a la zona de los grandes parkings de Arcalis. Justo en ese punto es donde miras hacia arriba para ver dónde está el monumento de la famosa O de Ordino y justo en ese momento es cuando te das cuenta de que todavía te queda una parte importante de la ascensión, con un montón de curvas de herradura y sin una sola sombra hasta coronar el puerto. A pesar del “susto” inicial, me lo tomé con calma y pude seguir (con alguna dificultad) a una chica argentina afincada en Andorra que me iba anunciando las dificultades que nos quedaban. Al llegar a la O ya sabes que estás a pocos metros de coronar La Coma d’Arcalis (2.228 m). Crucé la línea de crono y me dirigí directo al avituallamiento: fruta, dulces, barritas, geles, bebida energética, agua, coca cola, etc. Yo me tomé una de mis barritas energéticas caseras y llené los dos bidones que llevaba. Mi tiempo según Garmin: 1 h. 3 min. y según la organización 1h. 5 min (prácticamente lo mismo en función de dónde se tomaba el inicio).

En la O de Ordino en Arcalis
A partir de ahí la carrera cambió por completo para mí. Inicié el descenso solo, ya que no encontré ningún grupito al que poder unirme. Como iba solo y era tramo de enlace aproveché para hacerme una foto con la O de Ordino. Hice la bajada hasta Ordino completamente solo y como ya iba avanzando la mañana, con mucho cuidado para no encontrarme de cara con ningún coche. Ojo al dato: según la organización, mi tiempo para descender los poco menos de 20 km fue, o mejor, está siendo porque todavía debo estar bajando, ¡¡¡¡¡ 409 horas y 52 minutos!!!!!!
En Ordino (1.297 m) empezaba el segundo tramo cronometrado. Subida muy bonita, rodeado de pinos y con desniveles del 12% en varios puntos prácticamente a lo largo de toda la ascensión. Como os decía, era lo menos parecido a participar en una carrera, ya que hice prácticamente toda la ascensión solo. Eso sí, en un momento dado me crucé con un coche del equipo Ineos Grenadier y a continuación algunos corredores, a los que casi no me dio tiempo a ver por la velocidad que llevaban y cerrando el grupo otro coche más del equipo. A pocos kilómetros para la cima alcancé a un pequeño grupo de tres ciclistas y decidí seguir con ellos hasta arriba.
Hicimos cima en Coll d’Ordino (1980 m) y pudimos disfrutar nuevamente de un buen avituallamiento. Mi tiempo según Garmin: 1 hora y 1 minuto. Según la organización: no subí el puerto. Lógico, si para la bajada tardé 409 horas, todavía debo estar por allí. Y a partir de ahí… ya no me gustó nada lo que me quedaba por recorrer.

Última parte de la subida a Arcalis
Empecé el descenso pensando que, como había subido bien (para mi nivel) los dos puertos, quizás me animase a subir también el tercero. Pero pronto descarté la idea. A poco de iniciar la bajada hacia Canillo, un autobús que subía a los turistas hasta el mirador estaba obstaculizando el paso y había una cola importante de coches intentando bajar. Cuando se deshizo el atasco pude bajar a buen ritmo, pero con coches que subían y bajaban por una carretera estrecha de montaña. Llegué al pueblo de Canillo con la esperanza de que mejorase el tema, pero a partir da ahí y hasta Andorra eran todo carreteras rápidas e incluso tipo autovías en las que en algunos tramos había un pequeño carril bici pintado en el arcén, pero que en otros compartías espacio con coches y autobuses. Todo esto solo y sin ver ni a un solo participante de la Volta. Siguiendo las señales y las indicaciones de los miembros de la organización que estaban en las rotondas y en los puntos más conflictivos me dirigí hacia Parc Central de Andorra donde estaba instalada la meta.
Allí no había ningún fotógrafo de la organización, con lo cual, no tengo foto en el arco de meta. Dejé la bici en el parking vigilado (muy amables la gente de la organización) y me dirigí a recoger mi trofeo. Como había empleado algo más de dos horas en subir los dos puertos me correspondía medalla de bronce (los que lo hacían entre 1h 45 min. y 2 h. eran plata y los que lo hacían en menos de 1h 45 min., oro). Me dijeron que todavía no me podían dar el trofeo porque no tenían los cronos oficiales, así que me fui a comer: fideua para todos, bebidas, etc. Después de esto volví a preguntar por los trofeos y me dijeron que los tendrían en una media hora, así que me fui a por el postre: melón, sandía, coca de chocolate y donuts. Como el tema de los trofeos se seguía alargando busqué una buena sombra en el parque y me tumbé a descansar. Cuando después de un buen rato fui de nuevo a recoger la medalla, me dijeron que tardarían solo unos minutos. La gente ya se acumulaba en esa zona y hubo algún “mosqueo” que otro porque hacía casi dos horas (en mi caso) que había llegado. Finalmente me dijeron que me correspondía medalla de bronce (aunque no supieron decirme el tiempo oficial y lo mismo les ocurrió a bastantes otros). Lo más curioso es que, mientras tanto, ya se estaba haciendo entrega de los trofeos a los tres primeros de cada categoría.

Medalla de bronce
Cuando por fin conseguí mi trofeo, pregunté por la foto oficial de recuerdo y me dijeron que se entregaba en papel y que todavía tardaría un rato, a la vista de lo cuál decidí recoger mi bici y volver al hotel (3 km más de subida, jeje). Para mi sorpresa, me he quedado sin foto porque sólo se entregaron impresas y no se han subido a la web ¿Cómo hubiese llegado mi foto impresa al hotel cuando estábamos a 30º de temperatura y hubiese tenido que llevarla en el bolsillo del maillot?

Zona de meta
A modo de conclusión puedo decir que la subida a estos puertos de alta montaña fue una experiencia espectacular para mí y más teniendo en cuenta que soy más de bici de montaña (y de los malos) y que con la de carretera empecé hace apenas un año. Tanto la Coma d’Arcalis como Coll d’Ordino me resultaron enormemente atractivos, ya que es subir, subir y seguir subiendo por curvas y revueltas espectaculares que hemos visto en imágenes y por TV en más de una ocasión y que te hacen sentir (y sufrir en algunos tramos) lo que es el ciclismo de alta montaña. Me quedé con ganas de subir algún puerto más porque, como os digo, es una experiencia que hay que vivir si te gusta el ciclismo de carretera y que me encantó, pero, seguramente, si me animo, la próxima vez lo haré por mi cuenta, ya que en pocos momentos tuve la sensación de estar participando en una marcha cicloturista.
Así que sabor un poco agridulce, pero con la satisfacción de haber subido bien dos “puertacos” y haber vivido una experiencia que recomiendo a cualquier amante de este deporte, porque, como dice nuestro amigo Iván: El Ciclismo Nos Une y nos hace disfrutar.
¡¡¡Hasta la próxima!!!
Valentín Gallart
@tinetsidecares
Eres un campeón, Valentín!!!
Estuvimos en verano de 2020 visitando los Lagos de Tristán y tuve ocasión de hablar con una pareja holandesa que había subido a La Borda de la Coma en bicicleta. Pensé, después de haber visto subir a otros durante nuestro trayecto en coche, que estaban chalados… Y mi amigo Valentín va y hace 3!
Por cierto, ese «ojo al dato» delata su edad, Sr. Gallart!
Grande Valentín. Esos puertos son palabras mayores y viendo tu experiencia creo que los haré pronto. Aunque quizás por mi cuenta. Un abrazo